No siempre se ve una larga fila sobre la av. Vallarta a las afueras del C3 Stage, y eso es porque no siempre llegan bandas tan queridas a nuestra ciudad en un foro tan íntimo como éste. El pasado viernes 9 de septiembre, Reyno pisó por octava vez tierras tapatías y por segunda en un show completo siendo la banda principal. La espera de casi un año desde su última presentación en Guadalajara, definitivamente aumentó las ganas de sus seguidores por escucharlos; es por eso que se encargaron de acudir puntuales a la cita y hacer notar su emoción por ver a la esperada banda.
El cartel anunciaba además a dos teloneros. Los primeros en subir al escenario fueron Tercerojo quienes acompañaron a Reyno desde CDMX y pusieron en tono a los asistentes. Su música la autodefinen como Psych Alternativo, lo cual podemos traducir a música fresca con un sonido envolvente y toques eléctricos que incitan al baile. La voz de Rodrigo Llaguno hace perfecto encaje con las melodías y lo convierte todo en un «Sueño Ritual», como lo dice su primer sencillo. Ver a Tercerojo sobre el escenario, por primera vez en Guadalajara, no daba la impresión de que fuera así, de inmediato conectaron con el público que no necesitaba saberse las canciones para disfrutar el corto, pero enérgico show.
Los siguientes en capturar al público fueron los locales, Pumcayó. Escuchar a esta banda siempre es un agasajo. La manera en que dominan el escenario de punta a punta con voces, sonidos e instrumentos en conjunto, los convierte en una agrupación altamente disfrutable. Su música llena de pasajes rítmicos con toques folclóricos, son un viaje del que es difícil regresar sin desear seguirles la pista. Intepretaron algunas de las canciones incluidas en su disco homónimo y que es una verdadera joyita. Un show de Pumcayó pone en marcha casi todos los sentidos, voces poderosas y perfectamente entonadas que de repente nacen desde la batería, otras veces de alguna de las guitarras, incluso de quien toca las percusiones, todo en perfecta sincronía.
Así Marcelo, Paco, Raúl, Saúl y Federico se despidieron entre el sabor agridulce del público por querer escuchar más de Pumcayó pero a la vez el deseo de ver a los estelares de la noche.
Minutos después, entre gritos eufóricos y un ambiente lleno de buena vibra, aparecieron sobre el escenario Pablo Cantú, Christian Jean, Ale Moreno, Alonso Degert y Gerardo Gabilondo, sonaron los primeros acordes de «Dualidad» y entonces supimos que todo había comenzado. Como si se tratara de éxitos de toda una vida, canción que tocaban, canción que coreaba todo el público, el foro era ya una fiesta donde todos los presentes participaban a la par. Luego de un vaivén de emociones al que nos llevaron los temas interpretados, entre el romanticismo de «Nunca me dejes» y «Fórmula», el mensaje sanador de «Blanco y Negro» y un «Viaje por lo Eterno», anunciaron que esa noche iban acompañados de un invitado especial «un integrante más de Reyno» e invitaron a subir al escenario a Rodrigo Guardiola, baterista de Zoé quién se adueñó del instrumento para tocar «Control» entre gritos de bienvenida por los fans que en su gran mayoría comparten ambas bandas. Después de esto, vino otra gran sorpresa cuando Pablo tomó el micrófono y la guitarra para interpretar a su estilo «Puente» un clásico de Gustavo Cerati, aquello era un mar de emociones, no solo por lo que la canción y su autor representan, sino también por las palabras tan dulces con las que Pablo presentó el tema, fue dificil para todos los que vivimos ese momento no tener la piel «chinita» y el nudo en la garganta, y aún con eso, todo el C3 cantó a la par con todos los sentimientos a flor de piel.
Después de las sorpresas, «Ahrimán» y «Fluye» fueron las siguientes canciones con que Reyno continuó su presentación, luego vino el hit radial «Amarrado» y el poder de «Revivir» una de las canciones con más tintes de rock de «Dualidad» el más reciente disco de la banda, no porque no se diera a notar antes, pero al sonar este último tema pudimos percatarnos de lo mucho que han crecido musicalmente (la fuerza y energía con que Pablo toca la batería me tiene aún impresionada).
Luego de seguir el protocolo de todo evento con el obligado -pero siempre necesario- encore, los músicos volvieron al escenario para regalarnos un par de temas más del nuevo disco y dos del «Viaje por lo eterno». La noche estaba llegando a su fin y comenzó a sonar «Dos Mundos», el último «boom» de la noche, el ambiente se tornó así: una banda dando todo, sonando al máximo y transmitiendo la emoción de reencontrarse con un público tan entregado; la respuesta a esto fue reciproca, con mucho baile, gargantas a la par de Christian coreando «cómo respirar entre dos mundos». El momento de decir adiós, ese que nadie queremos que llegué se hizo presente. La banda se despidió recordando que después del evento venía la firma de autógrafos.
Así se puso el punto final a una noche que, como es de esperarse, nos dejó con ganas de más, pero eso siempre pasa con Reyno, las ganas de que no acabe son normales. Mientras sonaba un remix de «Purifícame» poco a poco el foro se fue vaciando de aquel público tapatío que esperó con emoción, que estuvo allí y al parecer lo estará por mucho tiempo, a pesar del inesperado cambio de fecha y foro, «sobre todas las cosas y entre todos los males».
Esperamos el regreso no tarde mucho.
Foto: Ana Karen Martínez